lunes, 17 de septiembre de 2012

Chevrolet Malibu 2.0 VCDI LTZ, toma de contacto

Chevrolet está lanzando al mercado el retorno un auténtico icono americano trasladado a los gustos europeos en formato berlina de gran tamaño y cuatro puertas. El Chevrolet Malibu sustituye al vetusto Épica dentro de los últimos lanzamientos de la marca americana cuyo principal objetivo es actualizar sus modelos de desarrollo propio, dejando atrás sus antiguos modelos en colaboración.
Llega al mercado para competir en este segmento con modelos nuevos como el Kia Optima y con otros más veteranos como el Opel Insignia o el Toyota Avensis. Chevrolet no se complica y dota a su gran cinco plazas de únicamente dos motores de entidad, un gasolina 2.4 y un diésel de 2 litros en el rango de los 160 CV. En España lógicamente el rey de las ventas será el que se mueve a gasóleo.

Un Cruze a lo grande, generoso y con la calidad de los últimos Chevrolet

El salto de calidad dado por Chevrolet desde el comienzo de su renovación de modelos en el 2009 es muy notorio y ello se deja ver también en el Malibu. Desde el Epica mucho ha cambiado, sobre todo el hecho de tener una línea de diseño y acabados marca de la casa. El Malibu es global, tiene una plataforma nueva y ha ganado en tamaño hasta alcanzar los 4.86 metros de longitud que no son pocos.

Particularmente el frontal es significativamente parejo a los que muestran el resto de hermanos Chevrolet, es una marca de la casa que vimos por primera vez hace tiempo en el Volt. A pesar de su nacimiento como coche global de marca alguno de sus aspectos de diseño parece más adecuado para el mercado americano que para el europeo, por ejemplo las ópticas traseras tan voluminosas.

Espacio interior y maletero, dos puntos importantes del Malibu


El habitáculo del Malibu es equilibrado en su diseño, no se complica en absoluto y combina el tapizado de cuero completo de los asientoscon plásticos blandos, unos pocos no tan blandos y una suave iluminación azul. Estos aspectos con comunes con sus hermanos pero el Malibu tiene detalles del otro lado del charco que son muy característicos, por ejemplo los diales cuadrados que recuerdan irremediablemente a los del Camaro. También es destacable el atrevido diseño del salpicadero justo encima de la guantera o la sencillez del cuadro de mandos.
El maletero es contundente con sus 545 litros – ligeramente más que, por ejemplo, un A6 - y bastante cómodo de utilizar. Su apertura mediante un botón, bien disimulado en la tercera luz de freno, se realiza de forma automática. Por ponerle una pega, a pesar de su gran espacio la parte final del maletero no es del todo plana por lo que se pierde algo de espacio útil para maletas.Las dos plazas traseras laterales son las más cómodas para el viaje, recogen bien y cuentan con buen espacio para las piernas. No ocurre así con la casi siempre malograda plaza central, que aún así es correcta. En cualquier caso tres personas pueden viajar bien. En esta zona se echan en falta huecos para bebidas o un reposabrazos central desplegable, algo que sí existe en la parte delantera.

160 CV diésel, bien considerando el tamaño del Malibu


A la hora de circular
 es fácil llevarlo con mucha suavidad y el cambio de marchas manual de seis velocidades ayuda. En comparación con las anteriores cajas que he probado tanto en Opel como en Chevrolet – os hablo de hace cinco años aproximadamente – el cambio es notable para mejor, tanto en lo que a recorrido de palanca se refiere como a la delicadeza entre marchas o al tacto del embrague. A mayores de esta caja de cambios manual existe una automática de cinco marchas.El motor 2.0 diésel VCDI del Chevrolet Malibu no deja de ser el mismo que monta su hermano pequeño, el Cruze. Es un bloque que entrega 160 CV, es generoso en revoluciones medias pero es algo perezoso a más bajas. Teniendo en cuenta que el Malibu no es un coche pequeño ni ligero – 1.600 kg – se comporta con bastante corrección.
Un detalle muy visible es que, en el rango medio de revoluciones, el motor ofrece con bastante contundencia el repiqueteo de pistones típico de los diésel. Al ralentí prácticamente no se escucha pero sí se nota el motor, que no cuenta en esta ocasión con Start & Stop para las detenciones prolongadas.

Equipamiento del Chevrolet Malibu LTZ

Directamente para la comodidad del conductor el Malibu dispone defreno de estacionamiento eléctrico, situado donde solía estar la clásica palanca, y de acceso y arranque sin llave mediante el típico botón Power. El equipo multimedia merece mención aparte: incluye el navegador GPS propio, conexión por USB y para iPod y manos libres Bluetooth accesibles mediante una generosa pantalla táctilsituada en el centro del salpicadero. Es bastante intuitivo y rápido.El Malibu no el coche más tecnológico de entre todos sus rivales pero con el tope de gama LTZ cumple con solvencia en el apartado de comodidades: faros de xenón, ordenador de a bordo, asistente de arranque en pendiente, control de velocidad de crucero, asientos delanteros con ajuste eléctrico y calefacción, climatizador automático de doble zona, sensor de luz y de lluvia, retrovisores eléctricos, etc. Igualmente completa es su dotación de seguridad con airbags frontales y laterales de cabeza y tórax, control de estabilidad ESC y de tracciónTCS, etc.

Lo que no hace el Chevrolet Malibu LTZ es dejar mucho lugar a la elección del consumidor en cuanto a equipamiento se refiere. Sólo el techo solar eléctrico que cuesta más de 1.000 euros, o la pintura metalizada por 420 euros son opcionales. En ese aspecto Chevrolet no se complica en absoluto.

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